El conocimiento puede ser una condena.
Saber demasiado te hace creer que puedes hacerlo todo. Y hacerlo todo es la forma más rápida de fracasar.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.” — Tío Ben
Ser capaz de construir algo enorme no significa que debas hacerlo. El conocimiento permite levantar estructuras gigantes. Pero no se trata de hacer el edificio más grande. El arte está en obtener un gran resultado de algo pequeño. Optimizar tu tiempo, saber que es lo que de verdad importa. El 20% de la ley de Pareto que supone el 80% del producto.
El mundo está lleno de carencias obvias. Basta con mirar a tu alrededor para ver errores en todas partes. Pero no todo lo que falla debe arreglarse.
El portero automático de la entrada a mi urbanización nunca funciona. Kilómetros de cables obsoletos que ni siquiera son capaces de abrir una puerta apretando un botón. Cansado de salir cada vez, decidí construir mi propia solución: un sistema inalámbrico, nada novedoso, videollamadas al teléfono y apertura remota.
La visión era correcta, la ejecución: una muerte anunciada.
Aprovecha el conocimiento de otros
Si existe algo que ya funciona, úsalo.
Estar convencido de que tu solución es la mejor no significa que puedas venderla mejor que tu competencia. Si encuentras algo que hace lo que tu quieres hacer exprímelo, empaquétalo y véndelo. Es la forma más rápida de comprobar si tu idea es un negocio real.
Si no funciona, te habrás ahorrado tiempo de desarrollo. Si funciona, podrás mejorarlo con tu propia solución.
Un producto no solo debe resolver un problema. Debe encajar en el mercado, como las piezas de un puzzle, no basta solo con encontrarlas.
Empieza por el problema más simple que tu producto resuelve. Si apuntas demasiado alto, un “no” te rompe la moral y un “si” puede atarte a un cliente que absorba todo tu tiempo.
Yo pivoté de un portero automático hacia instalaciones de riego automáticas y remotas, realicé una instalación en una finca de aguacates y otra de plátanos. Funcionaban mejor que otras instalaciones de terceros que yo mantenía. Pero pese a este éxito inicial, pronto entendí que: las fincas pequeñas no invierten mientras que las grandes ya tienen empleados que hacen el trabajo.
Lo que realmente hunde proyectos
Los usuarios prefieren lo conocido aunque falle antes que lo desconocido que promete más. Trabajar para alguien tampoco significa que te compre tu producto. Solo significa que aprecia cómo resuelves sus problemas.
Ver tu solución aplicada en el futuro no valida tu ejecución. Significa que tu análisis de mercado fue erróneo en el presente. La frase “te adelantaste al momento perfecto” no significa que eres un visionario, significa que no entendiste el mercado en el que ejecutaste.
Todo producto requiere un mantenimiento proporcional a su dimensión. Sobreproducir encarece el servicio. Dos años encerrado en mi ordenador, sin descanso, sin días libres, sin fines de semana. Mi convicción nubló mi juicio. “Mi ilusión se convirtió en un harakiri, me quemé”.
La misma lección una y otra vez
Empieza siempre pequeño. No dejes que la ambición te devore. No importa que sepas que eres capaz de hacerlo. Que estés convencido de que tu idea es un éxito asegurado. Si no puedes vender pronto, no construyas. Si no puedes sacar un MVP en meses, abandona ese proyecto.
El foco no está en el producto. El foco está en la venta.
El conocimiento no es poder, es solo una herramienta. Poder es vender antes de construir.